sábado, 3 de enero de 2009

Patética

Contar la historia de Ana, era un desafío. La historia de él y de Ana. Necesitaba escribirla, tenerla gravada en algun sitio. Su historia con Ana.
Ana que no entendía que era hombre. Que a los hombres no le gustan los compromisos. Que los hombres sólo quieren coger. Ana y sus ganas de que él la quisiera. El la sentía y mucho. En la cama la sentía.
Manuel necesitaba ahora que Ana se había marchado, contar y contarse.
Le costo conquistar las caricias de Ana, mucho. Pero nada era imposible cuando Manuel resolvía conquistar.
Ana, tan especial. Ana y sus lágrimas. Ana y su reír a carcajadas.. Ana llenaba todo. Ana y su seducción innata, Ana y su alma bohemia. Ana, las caricias de Ana que ardían en los huesos. Sí Ana.
Jamás permitió que ninguna mina le cagara la vida. Y ahí estaba ella, con sus ojos tristes, con sus ojos llenos de estrellas. Ana, pasión, toda pasión. Ana que podía llegar a enseñarle de que se trataba eso de amar. Nunca. Su historia con Ana era patética. Ana era patética pretendiendo que él la amase. Si él la amaba, en la cama, cuando cogían. ¡Como la sentía en la cama!

Ade

martes, 30 de diciembre de 2008

Invierno del 72

El la vio cuando cruzaba la estación
Ella caminaba suelta, como volando
El la abordó en la vereda
Ella le sonrió sorprendida y le dijo “hola”
En la cara de él la sonrisa picara conservada por años
En los ojos de ella , invierno de 1972
El la siguió mirando
Ella lo invitó a tomar un café a su casa
El acepto complaciente
Ella se adelantó unos minutos
El se subió a su coche y estacionó cerca
Ella lo vio venir desde la ventana
El toco el timbre
Ella abrió la puerta y le dijo, pasa
Se sentaron casi uno frente al otro
Ella preparó esos mates lavados

que le salían tan bien
El la miraba fijo
Ella lo miraba como seduciendo al tiempo
Conversaron largos minutos y horas
El no dejaba de masticar suavemente algo
Ella le pregunto: ¿ tenés un media hora?
Y estallo en carcajadas
El sonrió y seguía observándola
Se miraban a través de los años
Las sensaciones eran placenteras
El tenía que irse, ya era tarde
Ella lo acompaño hasta la puerta
El muy nervioso la abrazo
Y se robaron un beso
El se fue
Ella se quedó soñando
El se vio como de veintiuno
Ella de diez y siete

Ade

domingo, 28 de diciembre de 2008

Ni vos te lo crees

Que importancia tiene que sea o no sea domingo. Es probable que sea jueves, igual estas en domingo y ni a vos ya te interesa eso de que los domingos te deprimís. Comenzando, nunca termina la dureza, sigue… y que importa que siga si lo importante es: a quien le importa, ni a vos que crees que es domingo y lo más probable es que sea martes. Y empezas con tus introdiscursos, melómanos incruentos, falos desenchufados.
Todo queda como siempre en un aplaste. Que cosa esa de sentirte una pelotuda. Quizá sea jueves y entonces empezar a sentir como se ablandan los suspiros, como se trituran las horas, como se puede beber sin una copa, sin un vaso, a soplos, puros soplos de bebida que te asquea. Desvias la mirada, hay cosas peores. Basta, termina, si definitivamente hoy es viernes.

Ade