Al doblar la esquina nos encontramos con la vereda de la próxima calle. Es una vereda angosta, gastada por los pasos. Muchos la transitan durante el día, aunque siempre luce deshabitada. A los costados pedregullos de colores y aromas corroídos acompañan las marchas. Ese camino trajina junto a los desamores y las pasiones muertas. Al final de la vereda solo nos acierta la cara más oscura del desencanto.
Ade
4 comentarios:
genial tu nuevo diseñoo del blog, y sigue transitando bellas esquinas
la vereda: muy bueno ,pero me parecio algo desesperanzado.
saludos
desolado, pero bueno sería encontrar con quien estrenar veredas, no?
muy lindo me gusta, mas allá de la desesperanza
carpe diem
Mi amiga no pierde tiempo y saca de su cofre preciosas gemas. Mi afecto.
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