La señorita Py, podía conseguir cosas, compulsivamente. Amaba la vida, compulsivamente. Se llenaba de nostalgias, compulsivamente. Arañaba estatuas, compulsivamente. Lloraba moqueando, compulsivamente. Vivía orgasmos, compulsivamente. Atormentaba su alma, compulsivamente. Saltaba adoquines, compulsivamente.
La señorita Py, era Py compulsiva.
Ade
3 comentarios:
se parece al hombre que todo lo besaba... hasta los barrotes de su celda
No!!!!, Decile a la señora Py de mi parte, que se calme un poco, así no.
Todo en su medida y armoñosamente.
Muy bueno Ade, te sigo leyendo.
Adria.-
Cada cuál juega su juego, unos van con calma y pensando todo, otros se comen la vida desaforadamente. Tu señorita Py tiene su buen itinerario.
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