sábado, 28 de junio de 2008

Café para dos

Hoy la vida se me puso triste. Lo sintió muy adentro. Salió a dar un paseo para sacudir angustias. Llevaba puesto unos pantalones cortos, una camisa a cuadros verdes y rojos y una ambigüedad de sensaciones. Camino hacia aquel brazo perdido del rio. El embarcadero que parecía descansar en una de sus orillas, la llamó atraída por las historias que sobre el se contaban. No había de donde sostenerse . Un frío cómplice le recorrió la espalda. Tres pescadores parecían completar el decorado. Los rayos del sol del mediodía, reflejaban madreselvas y secaban el barro. Se sentó en la madera vieja. Saco de su cartera un cuaderno de tapas amarillas, una lapicera Bic, azul de trazo grueso, y comenzó a escribir: “hoy la vida se me puso triste”, escribió la misma frase mil, mil tres, dos mil cuarenta y tantas veces, que se le acalambraron los dedos. Se deshizo del cuaderno, arrojándolo lejos. Miró hacia abajo y descubrió los escalones imperfectos y los sintió hermosos, ¿ se atrevería a caminar por ellos?, están muy gastados… ¿ y si fuesen todavía fuertes? ¿ y si animarse fuese el comienzo del cambio?
Lentamente se levantó. Se dirigió al camino. Regresando se cruzo con un HOLA. Un hombre sostenía un cuaderno de tapas amarillas en una mano, en la otra un termo y dos tacitas de color blanco – creo que es tuyo, lo dejaste olvidado en el viejo embarcadero, te propongo que tomemos un café, es el calmante perfecto para esos días en que la vida se nos pone triste.

Ade.

jueves, 26 de junio de 2008

Elipsis

Dulac, andaba desabrigada. Llevaba una blusa desconocida, una pollera arena, un botón amagentado silueteando los pies. Transitaba la vereda que transitan los rostros. Miraba descuidadamente el horizonte que avizoran los sueños. Caminaba descalza. Destellaba en preguntas. Temblaba de carencias. Ocultaba la boca tras el descuido y la duda. Dulac se sentó en las piedras. En silencio y en noche, acomodo su blusa. Y en elipsis palpada, pudo escuchar el llanto de las mariposas.

Ade

martes, 24 de junio de 2008

Gurú


Necesito un gurú
Un gurú que pueda
agruparme
Que de tanto
Meditar
Me arme
Que me contenga
Y me ampare
Necesito un gurú
Que me sacuda
Intrínseca
especifica
Entera
me diseque
Embalsamada
Entonces
Mi gurú
Me obsequie

Ade

domingo, 22 de junio de 2008

Tomates de una quinta...

Encontré la cordura
Pisé la tierra y me agarré con fuerzas
Y acá estoy, firme, toda cuerda
Ahora sufro, río, vivo como cuerda
Abandone, para siempre la locura.

Qué es eso de tener sueños inconclusos
De volar y volar sin ningún rumbo
De querer abrazar mi luna roja
De avivar la pasión que hay en tus brazos
De llorar por la ausencia prolongada
De soñar pintando y escribiendo
De abrazar pasiones imposibles
De dudar, de sentir, de emanciparme
De soñar con algo que sacuda
De anhelar dormir entre tus brazos
De buscar y buscar tu sombra cerca
De llorar y reír a cada rato
De querer viajar hacia lo oculto
Saborear tus ojos y tu boca
ahondar en lo profundo del abismo
Transitar territorios escondidos
De pensar y no pensar, en las rupturas
Congelando el tiempo del olvido
De bailar sin música a deshora
Vislumbrar el instante de la duda
De mirar fijamente el horizonte
De sentir la angustia y el fracaso
De vivir en burbujas de esperanzas
De estirar mi columna hasta extrañarte
Y sentir el dolor de tus reproches
aventurando un sueño compartido
De sufrir tu indiferencia y dudas
De más dudas, de culpas y de engaños
De observar mi bombacha en la bombilla
todo vos derramándote en mi boca
Compartir los tomates de una quinta
Mi corazón soñando siempre en prosa.

La cordura , congeló hoy mi pasado
La terapia es para otros, para locos!
Yo aquí cuerda comprendo y me resigno
A esta vida de cuerdos, que comparto.

Ade