A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración. ...una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo... Por eso a mi me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas. Oliverio Girondo

viernes, 27 de febrero de 2009
Circular
Y empezó el descenso, círculos enormes de una escalera caracol. Cada vez más grandes. Desciende y el espacio entre un escalón y otro se profundiza, igual que su curiosidad. Quiere llegar al piso de abajo, segura. Ahí encontrara los colores de una sombra que se olvido, es muy olvidadiza, el día que comenzó el ascenso. Las paredes desaparecen y el paisaje tiene ojos. Gigantes. Pequeños. A veces cree que la miran como los ojos de un pescado. Quieto. Seco. En pleno descenso una luz la encandila, quiere reflejarse en ella, pero es tan potente que sólo la hace descender hacia el vacío. Un olor dulce y conocido, la envuelve. Vainilla. Blandos y cálidos olores. Vainilla y chocolate. Vainilla y café. Vainilla, noches de vainilla. Toca, huele, ve, trasborda, se aquieta, salta, baila. Pisa el ruedo de su pollera azul y desciende cinco escalones más. Casi llega. Le grita a su sombra, ahora blanca con manchas carmesí:”esperame, estoy cerca”. Esta parece sonreír. Desciende. Se encuentro con ella, con el mundo. Se deja llevar hacia la vereda. Abren la pesada puerta de madera añosa. Ahora sin mirar hacia atrás caminan holgadas, su sombra blanca y ella.
miércoles, 25 de febrero de 2009
Juntas
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