
Las cajas de zapatos huelen a encierro. Los zapatos huelen a opresión. La opresión se cuela por la rendija del disimulo. La rendija es áspera al tacto y fibrosa a la vista. La vista nunca puede hacer el recorrido hacia la caja de zapatos porque ya fue trasladada a una alacena. La alacena no puede almacenar otra cosa que no sean inservibles.
Mis pies delcazos van al encuentro de la esperanza.
Ade.
Mis pies delcazos van al encuentro de la esperanza.
Ade.