viernes, 8 de agosto de 2008

Nueve

Este año soy nueve
Vibro en nueve
Me desplazo en nueve
Nueve veces me apagarán las culpas
Nueve las que en praxis me mueva
Besaré tu boca
Nueve veces
Nueve tus orejas
Te amaré en nueve
Intentaré no soñarte
Más que nueve
Nueve es
el péndulo
Del diez
Péndulo en
Nueve.

Ade

jueves, 7 de agosto de 2008

Soledades

La ciudad desconocida se perdía en noche. Ella habitaba esa ciudad. Se detuvo a pensar. Sola, dudando, pero pudo detenerse. Pudo ver más allá. Todos caminaban apresurados. Se tocaban unos con otros, en ese ir hacia ningún lado. Nadie sentía nada, no podían, estaban escasos, anulados. Se cruzaban los pensamientos. Iguales pensamientos, distintos, iguales sensaciones, distintas. Por momentos parecían unificados, como un bloque. Fue entonces que el hombre pasó por el simulacro. Ahora es el común denominador de una humanidad fácilmente identificable. Ella pudo verlo, sólo pudo al detenerse, con ojos cansados. Lloró. Lloró ya sin pertenencias.

Ade

martes, 5 de agosto de 2008

Oscuridad

Era como una noche sin luna, tempestuosa, candente, repetida. Pudo haber sido día, tarde o crepúsculo. Eligió la noche, los murciélagos, el luto. Alguna vez , logró acariciar una ilusión, una utopía, una señal noble. Perdió la apuesta, perdió la sonrisa, perdió el viento.

Ade

lunes, 4 de agosto de 2008

Vertientes en la noche

Esperando el oscuro matiz de la noche, caminó las calles desesperado y flojo.
Había algo en su andar, confuso, taciturno. Miraba lo inaudito con los ojos de un macho. Recorriendo el camino, encontró que no sólo negrura había, que también existían vertientes en la noche, deseos de luna hembra, lágrimas anestesiadas, lenguas inapetentes, libido en los infiernos, amnesia, ausencias, rachas. No estaba solo en la espera. Se freno de repente, se sentó en tierra árida. Supo entenderse un poco, con la noche. Sentado, en penumbras, descubrió que también existía algo mas, allá y muy lejos; existía su alma.
Ade