Podía embalsamar palacios en el aire
Podía mantener la rígida moldura
Podía sonreír y estudiar tu estructura
Podía hacer valer su lealtad y respeto
Podía dibujar sonidos en la noche
Podía hacer vibrar las manos, el esqueleto
Podía consumir monumentos de sueños
Podía ir besando los perros en la calle
Podía estrictamente mantener la distancia
Podía con un beso hacer bajar la luna
Podía calentar al sol de primavera
Podía y él sabía abrazar mi cintura.
Ade
A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración. ...una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo... Por eso a mi me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas. Oliverio Girondo

domingo, 8 de agosto de 2010
viernes, 9 de julio de 2010
Balance
Tengo en mi Haber tres colores: negro, blanco, rosa.
El negro satura total colores primarios, el blanco es la ausencia de color, la pureza. El rosa, la inocencia recuperada.
En el Debe, trato de no guardar nada; eso lo dejo para los Doctos en economía.
Ade
El negro satura total colores primarios, el blanco es la ausencia de color, la pureza. El rosa, la inocencia recuperada.
En el Debe, trato de no guardar nada; eso lo dejo para los Doctos en economía.
Ade
martes, 15 de junio de 2010
Siempre a partir de vos, aún tan lejos...
La poesía nació en la sombras
Áspero era el plumaje
Se fue posando de a poco
sobre una espalda.
Irisó sentidos
Cunado ese pájaro deslizo su pico
mas allá de la piel y llego al plasma
a borbotones sangraron las arterias
Se esculpieron palabras, puntos suspensivos
Y en el sabor amargo que vendría
Sin escape a vos quedé amarrada
Cunado una pluma desprendió su vuelo
Y logró hacer un torniquete
La piel vendada elaboro poesía
Mientras la muerte emitía aullidos
las plumas momias brillaban tan azules
en destellos de luz iluminadas
En aquel tiempo la poesía se burlaba
de garabatos, de letras cercenadas
y unas manos solas y muy frías
no supieron calmar la calma
del último segundo que moría
en el desgaste de tu boca helada.
La poesía, no se que es la poesía
La desnudez más cruda desde adentro
La sed de un perro en una esquina
Es la letra, la palabra, lo omitido
la cadencia, el movimiento
Desmesura, crueldad, es la poesía.
Ade
Áspero era el plumaje
Se fue posando de a poco
sobre una espalda.
Irisó sentidos
Cunado ese pájaro deslizo su pico
mas allá de la piel y llego al plasma
a borbotones sangraron las arterias
Se esculpieron palabras, puntos suspensivos
Y en el sabor amargo que vendría
Sin escape a vos quedé amarrada
Cunado una pluma desprendió su vuelo
Y logró hacer un torniquete
La piel vendada elaboro poesía
Mientras la muerte emitía aullidos
las plumas momias brillaban tan azules
en destellos de luz iluminadas
En aquel tiempo la poesía se burlaba
de garabatos, de letras cercenadas
y unas manos solas y muy frías
no supieron calmar la calma
del último segundo que moría
en el desgaste de tu boca helada.
La poesía, no se que es la poesía
La desnudez más cruda desde adentro
La sed de un perro en una esquina
Es la letra, la palabra, lo omitido
la cadencia, el movimiento
Desmesura, crueldad, es la poesía.
Ade
domingo, 6 de junio de 2010
"El apostol de la comunicación"
Todos los días a las 22hs de Argentina la primera radio en la web
les paso el link:
www.eltanoenzo.es.tl
les paso el link:
www.eltanoenzo.es.tl
domingo, 9 de mayo de 2010
SIEMPRE
Aún tengo recuerdos y te siento
Las tardes, el sabor, los besos
Las húmedas caricias, los abrazos
La pared, tus ojos, tus preceptos
La palidez de años, las constancias
El mirar asombrada, los despojos
El sabor picante de tus brazos
El haberte querido
La estrechez del valido edificio
Un abrigo, un sonar, un canto
Un mantel a cuadros que atardece
La esquina, la vereda, las miradas
Cruzadas, titilantes, el maquillaje
El reflejo en el espejo de tu boca
El deseo, la partida
El dolor de ya no estar y estar presente
Ade
Las tardes, el sabor, los besos
Las húmedas caricias, los abrazos
La pared, tus ojos, tus preceptos
La palidez de años, las constancias
El mirar asombrada, los despojos
El sabor picante de tus brazos
El haberte querido
La estrechez del valido edificio
Un abrigo, un sonar, un canto
Un mantel a cuadros que atardece
La esquina, la vereda, las miradas
Cruzadas, titilantes, el maquillaje
El reflejo en el espejo de tu boca
El deseo, la partida
El dolor de ya no estar y estar presente
Ade
domingo, 25 de abril de 2010
Oliverio Girondo - Vuelo sin orillas
Vuelo sin orillas
Abandone las sombras,
las espesas paredes,
los ruidos familiares,
la amistad de los libros,
el tabaco, las plumas,
los secos cielorrasos;
para salir volando,
desesperadamente.
Abajo: en la penumbra,
las amargas cornisas,
las calles desoladas,
los faroles sonámbulos,
las muertas chimeneas,
los rumores cansados;
pero seguí volando,
desesperadamente.
Ya todo era silencio,
simuladas catástrofes,
grandes charcos de sombra,
aguaceros, relámpagos,
vagabundos islotes
de inestables riberas;
pero seguí volando,
desesperadamente..
Un resplandor desnudo,
una luz calcinante
se interpuso en mi ruta,
me fascino de muerte,
pero logre evadirme
de su letal influjo,
para seguir volando,
desesperadamente.
Todavía el destino
de mundos fenecidos,
desoriento mi vuelo
-de sideral constancia-
con sus vanas parábolas
y sus aureolas falsas;
pero seguí volando,
desesperadamente.
Me oprimía lo fluido,
la limpidez maciza,
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero seguía volando,
desesperadamente.
Ya no existía nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad, ni lumbre,
-ni unas manos celestes-
ni vida, ni destino,
ni misterio, ni muerte;
pero seguía volando,
desesperadamente
Oliverio Girondo
Abandone las sombras,
las espesas paredes,
los ruidos familiares,
la amistad de los libros,
el tabaco, las plumas,
los secos cielorrasos;
para salir volando,
desesperadamente.
Abajo: en la penumbra,
las amargas cornisas,
las calles desoladas,
los faroles sonámbulos,
las muertas chimeneas,
los rumores cansados;
pero seguí volando,
desesperadamente.
Ya todo era silencio,
simuladas catástrofes,
grandes charcos de sombra,
aguaceros, relámpagos,
vagabundos islotes
de inestables riberas;
pero seguí volando,
desesperadamente..
Un resplandor desnudo,
una luz calcinante
se interpuso en mi ruta,
me fascino de muerte,
pero logre evadirme
de su letal influjo,
para seguir volando,
desesperadamente.
Todavía el destino
de mundos fenecidos,
desoriento mi vuelo
-de sideral constancia-
con sus vanas parábolas
y sus aureolas falsas;
pero seguí volando,
desesperadamente.
Me oprimía lo fluido,
la limpidez maciza,
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero seguía volando,
desesperadamente.
Ya no existía nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad, ni lumbre,
-ni unas manos celestes-
ni vida, ni destino,
ni misterio, ni muerte;
pero seguía volando,
desesperadamente
Oliverio Girondo
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