Por la puerta entornada, destilan las notas. Por la puerta entornada, se palpa su sombra. Desenfrenadamente, como un juego sexual, el toca la armónica. La sospecha mujer en aliento y soplido la va desnudando, besando con ternura, con locura , con ganas. Ella agradecida le devuelve notas , musita suspiros. Tiembla en escala, en piel, en desafíos. Con sus manos precisas el la toma, para luego en la boca saborear cada celda, cada hueco, descubrir sus secretos. Y así sensualmente, comulgan en éxtasis, en canción, en blues roncos. Con la piel erizada, se aman como idos.
Ade
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