lunes, 18 de agosto de 2008

Los tontos


Un tonto y una tonta vivían felices, podían disfrutar de todas las cosas hermosas y simples. No se hacían preguntas porque todas las respuestas estaban a su alcance. El sol los iluminaba y la luna los complacía. Disfrutaban de los mates de la mañana, de las flores apiñadas y coloridas de su jardín de tontos. Sobre todo disfrutaban la risa y podían reír como tontos todo el día y aún en sueños cuando dormían. Sus besos sabían a magnolias, aunque ellos no lo descubrían porque eran tontos; pero sus besos eran hermosamente perfumados. Un día tuvieron hijos, dos hijos bellos pero con una particularidad: eran inteligentes. Los tontos cuidaban de ellos con alegría, y los envolvía una felicidad bien sentida, pero no lograban explicarla porque eran tontos, sólo sentían, sentían con la piel, con el corazón, con el alma, con la sangre, con las manos, con los pies. Sentían. Cuando sus hijos inteligentes crecieron, no podían entender como sus padres eran así, tontos. Empezaron a cuestionar la falta de inteligencia de Antonio y Lucia. Se avergonzaban, se entristecían, se abrumaban, se codificaban. Un día cansados de tanta bobera se fueron de su casa. Ante tanto dolor, los tontos que amaban a sus hijos con toda su existencia de tontos, murieron con lágrimas tristes en sus ojos sin risas.

Ade

3 comentarios:

Darío Mira dijo...

Mb Ade, me remontó al momento que deje de ver a mi padres como idolos y los vi como personas normales. Es buenoo..
Saludos

Madame Guignol dijo...

Buenísimo... Ade.

buenísimas imágenes y potentes sentimientos.

Y yo, yo quiero ser tonta... ingenua siempre como un bebé que nada sabe.

Eso nos hace vulnerables pero también felices y transparentes.

Enhorabuena.

Besos

mabel dijo...

me encantó Ade, cuánta poesía y si pudiéramos disfrutar de la vida sin cuestionar, como esos tontos, sería maravilloso.
mabel