jueves, 19 de junio de 2008

El hueco

Desde esa ventana, orientada al sur, él pudo ver el patio. Baldosones rojos, macetas con malvones, un balde verde, el piletón ajado. Una pequeña luz se introducía por la puerta de madera raída que daba a uno de los pasillos externos. Pegó su nariz al vidrio y observó el hueco. De inmediato corrió hacia la otra ventana, esa que marcaba el este. Nuevamente su nariz contra el vidrio. Desde este lugar advirtió que los malvones ya no estaban. El piletón no existía. Las baldosas transmutaron a verde. El balde había desaparecido. Lo que más atrajo su atención fue el hueco. Entendió que sólo era una parte de la puerta que habitaba quebrada.

Ade