Ella mutaba casi inmutable. Pasaba de los colores claros a los obscuros. A veces era brisa suave, otras tornado de grandes proporciones. Mutaba; de lo delicado al grotesco, de lo sutil a lo obvio, de lunas rojas a soles negros. Pasaba de un estado a otro.
Podía profundizar ciclos de ternura e inmediatamente de crueldad imperiosa. De la pasión a la indiferencia.
Ella era así. Mutante.
Ade V.L.
2 comentarios:
Quizá no, apenas y alguien que no tenía donde vivir y de algún modo llegó al ropero de alguien, es noticia, sino busque por ahí...Gracias por escribir, chao...
Ya dijo Oscar Wilde que no había mayor misterio en el mundo que la miseria...Ahí nos damos una idea y listo...Besos...
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