lunes, 21 de julio de 2008

Melocotones

Elenita prefería las medias lunas a las lunas plenas. Elenita, cantaba con los ojitos chiquitos de puro guapa. Elenita vestía tarangas y buscaba siempre confrontar con la gran Elena. Elenita no sabía de soles violetas, porque sólo podía entenderlos blancos azulados o estrafalariamente, rosas. Elenita leía con los dientes serruchando las páginas y con las orejas degustando algún melocotón, que apreciaba en grande, porque grande sería su sorpresa si alguna vez lograba saber, que era un melocotón. Elena, la grande podía con rapidez reconocerlos con un simple rastreo por la vida salvaje, de los melocotones natos. Elenita se ato las zapatillas con hilos de seda. Comenzó a caminar por las nubes amelocotonadas. Elena, prefirió melocotes sólo en noches de luna blanca.

Ade

2 comentarios:

josé lopez romero dijo...

Es lo primero que leo en esta mañana donde no tengo ganas de nada y tengo que laburar "de escribir" y te aseguro de corrido me hizo bien leerte y ahora sigo con mis cosas después de este relato inmensamente blanco como la luna de la Elena de los melocotones.

Adriana dijo...

Como te engancha de principio a fin esta Elenita. Me recuerda a una tía mia. jeje.
Muy bueno
Un beso
te sigo leyendo.