sábado, 27 de diciembre de 2008

Agua potable

Salís a la calle con la libretita recomendada en la mano. Miras para todos lados, no sea cosa que se te escape la inspiración. La señora de la esquina corta el pasto. El señor de la otra vereda trata de lavar el auto pero no hay presión de agua, si, agua potable, si, pero que importa si lo que sobra es agua aunque no tenga fuerza ni para regar a ese pastito recién plantado que quiere asomar de una semillita rescatada del picotazo de un pájaro con apetito. Seguís caminando, libretita en mano, sin darte cuenta vas por la veredita del sol con cuarenta grados a la sombra. Empezas a calcular la temperatura y ese inconsciente traicionero hace que transpires a chorros. Agua potable. Te das una vueltita por la manzana del rioba, siempre con la libretita, ahora mojada. Ya de regreso a tu casa no te queda otra que suministrarte un buen baño. Cuarenta grados a la sombra.

Ade

1 comentario:

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

Debo confesar que hacía mucho tiempo que no te leía.

Entro aquí ahora y me encuentro con estas joyitas.

Conclución:

a) no dejaré que pase tanto tiempo entre lecturas de tus textos.
b) dejaré que pase tanto tiempo, para sorprenderme
c) no dejaré que pase tiempo, pero haré de cuenta que sí, así te leo y también me sorprendo.